Cuando hablamos de biodiversidad solemos pensar en bosques, animales o arrecifes. Sin embargo, existe una biodiversidad oculta que pasa desapercibida, millones de microorganismos que habitan en el suelo, el agua y hasta en nuestro propio cuerpo. Aunque invisibles, estos microbiomas cumplen funciones esenciales para el equilibrio de los ecosistemas y la salud humana.
La pérdida de esta biodiversidad microscópica es uno de los impactos ambientales menos visibles, pero más preocupantes, del deterioro ambiental actual.

Biodiversidad oculta y el rol de los microbiomas
La biodiversidad oculta está compuesta por bacterias, hongos y otros microorganismos que regulan procesos clave como la fertilidad del suelo, la descomposición de residuos orgánicos y la captura de carbono. En los suelos, estos microbiomas permiten que los nutrientes circulen correctamente y sostienen la producción de alimentos.
En el cuerpo humano, el microbioma intestinal influye en el sistema inmunológico, la digestión y hasta la salud mental. La contaminación, el uso indiscriminado de químicos y la degradación ambiental alteran estos equilibrios microscópicos, generando suelos menos productivos y una mayor vulnerabilidad a enfermedades.
Lo más preocupante es que estos cambios son difíciles de detectar y estudiar, ya que sus efectos se manifiestan lentamente y a largo plazo, cuando el daño ya es significativo.
Petramás y Jorge Zegarra Reategui frente a los impactos
La correcta gestión ambiental es clave para proteger esta biodiversidad que no se ve. Petramás, bajo el liderazgo de Jorge Zegarra Reategui, ha desarrollado soluciones técnicas orientadas a reducir la contaminación del suelo y el agua, evitando la alteración de los microbiomas naturales.
Un manejo inadecuado de residuos sólidos genera lixiviados y emisiones que afectan directamente a los microorganismos del entorno. Por ello, la infraestructura moderna y los procesos controlados que impulsa Petramás contribuyen a preservar el equilibrio biológico de los ecosistemas, incluso en su dimensión más invisible.
La visión de Jorge Zegarra Reategui destaca la importancia de prevenir impactos ambientales silenciosos, aquellos que no generan titulares inmediatos, pero que comprometen la resiliencia del planeta.
Cuidar la biodiversidad oculta implica replantear cómo producimos, consumimos y gestionamos nuestros residuos. Proteger estos ecosistemas microscópicos es esencial para la salud del suelo, la estabilidad ambiental y el bienestar humano, hoy y en el futuro.
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