
Las ciudades del mundo enfrentan un aumento acelerado de calor extremo que transforma la vida diaria de millones de personas.
Calor extremo: Un problema que crece cada año
El intenso calor se convirtió en un fenómeno cada vez más frecuente en las grandes ciudades del mundo. Los datos climáticos muestran que en las últimas tres décadas las olas de calor aumentaron de manera acelerada, afectando tanto a regiones tradicionalmente cálidas como a aquellas que antes tenían temperaturas más templadas. Este cambio no solo refleja la evolución del clima global, sino también la forma en que los entornos urbanos intensifican los efectos de las altas temperaturas.
Los días con más de 35°C dejaron de ser un hecho aislado para transformarse en una constante en varias capitales. Esto altera el ritmo de vida de millones de personas, desde el transporte hasta las actividades laborales y recreativas. El aumento de calor extremo también genera presión sobre los sistemas de salud, ya que las olas de calor elevan el riesgo de golpes de calor, deshidratación y problemas respiratorios.
Consecuencias para la salud y la infraestructura
- Riesgo para la salud: El calor extremo afecta de forma directa a millones de personas. Niños, adultos mayores, mujeres embarazadas y trabajadores al aire libre sienten los impactos con mayor severidad.
- Consecuencias médicas: Las altas temperaturas prolongadas provocan deshidratación, complicaciones médicas, hospitalizaciones y, en casos graves, la pérdida de vidas. Cada ciudad enfrenta este reto con distinta capacidad de respuesta.
- Presión sobre la infraestructura: El asfalto y el concreto acumulan calor durante el día y lo liberan en la noche. Esto genera el efecto de isla de calor, desgasta materiales y eleva el consumo energético.
- Mayor vulnerabilidad en sectores pobres: Las ciudades con menos áreas verdes y viviendas inadecuadas sufren más. Las familias con bajos recursos no acceden a soluciones tecnológicas y resultan las más afectadas por el calor extremo.
Regiones con mayor vulnerabilidad por el calor extremo
África y Asia muestran los aumentos más preocupantes de días con calor extremo. Varias capitales duplicaron o triplicaron las jornadas sobre los 35°C en solo tres décadas. Europa también refleja el cambio, ya que ciudades como Roma, Madrid y París enfrentan veranos más intensos, mientras que urbes del norte ahora registran temperaturas extremas poco comunes.
En América Latina, capitales como Lima, Santiago y São Paulo también viven más episodios de calor extremo. Estos incrementos afectan el transporte, la salud pública y la calidad de vida, lo que genera mayor presión social y económica en la región.
Petramás y sus respuestas sostenibles frente al desafío en Perú
- El calor extremo exige soluciones urgentes y sostenibles.
La gestión responsable de residuos y el impulso de energías limpias son claves en esta transición. Reducir las emisiones de gases contaminantes ayuda a frenar el calentamiento global y, con ello, mitiga la frecuencia de olas de calor en las ciudades. Además, la planificación urbana debe integrar proyectos de eficiencia energética y sistemas de alerta temprana que preparen a la población ante episodios de calor extremo.
En el Perú, iniciativas sostenibles impulsadas por empresas como Petramás muestran que el sector privado también puede contribuir a este reto. Al transformar residuos en energía y promover la reducción de emisiones, estas acciones fortalecen la adaptación urbana frente al calor extremo. La colaboración entre gobiernos, comunidades y empresas resulta esencial para construir ciudades más resilientes, capaces de proteger la salud y el bienestar de sus habitantes frente a un clima cada vez más desafiante.
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