
Los edulcorantes artificiales no solo se esconden en productos “light” o sin azúcar, también llegan al medio ambiente y contaminan ríos, lagos y aguas subterráneas. Diversos estudios científicos han detectado su presencia en aguas tratadas, lo que plantea una amenaza silenciosa para la salud humana y los ecosistemas. Esta situación preocupa a investigadores que exigen mayor regulación y tecnologías capaces de enfrentar este tipo de contaminación emergente.
Edulcorantes artificiales: una amenaza invisible para el medio ambiente
Estos compuestos edulcorantes están presentes en bebidas, alimentos procesados, medicinas, pastas dentales y enjuagues bucales. Su uso crece cada año por la demanda de productos «sin azúcar». Aunque muchos consumidores creen que estos compuestos son seguros, su impacto ambiental genera cada vez más preocupación.
Un estudio liderado por la Universidad Tecnológica de Sídney reveló un problema poco discutido: estos edulcorantes llegan a ríos y lagos. Los investigadores analizaron cómo se comportan en las plantas de tratamiento de aguas residuales. Descubrieron que varios de ellos no se degradan y permanecen activos en el ambiente.
Los científicos pusieron especial atención en la sucralosa, el acesulfame, la sacarina y el ciclamato. Identificaron que algunos se eliminan con facilidad, pero otros, como la sucralosa, resisten los procesos de limpieza. Esta situación convierte a los edulcorantes artificiales en un nuevo tipo de contaminante ambiental.
Contaminación del agua por edulcorantes artificiales: un riesgo poco atendido
Investigadores analizaron más de 3 mil estudios y seleccionó 108 con datos confiables sobre la presencia de edulcorantes artificiales en aguas residuales. Reunieron información de 24 países en todos los continentes y midieron las concentraciones antes y después del tratamiento. También compararon épocas secas y lluviosas para identificar variaciones estacionales y asegurar resultados más precisos.
En varios casos, las plantas de tratamiento liberaron más sucralosa de la que recibieron. Este fenómeno ocurre porque el edulcorante se libera desde el lodo cuando entra nuevamente en contacto con el agua. Aunque algunos microorganismos muestran señales de adaptación para degradar estas sustancias, los científicos aún no entienden del todo cómo funcionan esos mecanismos. Ningún país establece límites legales para estos compuestos, lo que permite que lleguen a ríos, lagos, acuíferos y, en algunos casos, hasta el agua potable, donde afectan a los ecosistemas y a la salud humana.
¿Y en el Perú? La urgencia de investigar y regular
En el Perú, el consumo de productos artificiales ha aumentado en los últimos años. Las gaseosas, los jugos industrializados y los postres «light» circulan en todo el país. Sin embargo, pocos estudios evalúan cómo estos compuestos afectan el agua y los ecosistemas peruanos.
Las plantas de tratamiento en el país no están diseñadas para eliminar edulcorantes persistentes como la sucralosa. Esto genera una amenaza silenciosa para los ríos, especialmente en zonas urbanas donde el agua recibe grandes volúmenes de residuos. Las autoridades ambientales aún no han creado normas que limiten la presencia de estos compuestos.
El Ministerio del Ambiente y las instituciones de salud deben investigar este problema con mayor urgencia. La falta de regulación deja expuestos a millones de peruanos y pone en riesgo los ecosistemas acuáticos. Invertir en tecnología y prevención ahora puede evitar un daño mayor en el futuro.
Petramás y la gestión responsable del agua residual
Petramás, empresa peruana especializada en el tratamiento de residuos, apuesta por soluciones sostenibles que protegen el ambiente. Su trabajo en rellenos sanitarios y plantas de tratamiento busca reducir el impacto de la contaminación urbana. Estas acciones contribuyen a cuidar los recursos hídricos del país.
En sus operaciones, implementa tecnologías modernas que mejoran la calidad del agua residual antes de su liberación al ambiente. Aunque eliminar edulcorantes artificiales sigue siendo un reto global, la empresa ya avanza en el fortalecimiento de sus procesos. Su enfoque en la economía circular impulsa un modelo más limpio y eficiente.
Petramás también promueve la investigación y la educación ambiental. A través de sus programas, busca crear conciencia sobre nuevos contaminantes y la importancia de una gestión adecuada de residuos. Su compromiso demuestra que el sector privado puede liderar soluciones frente a amenazas invisibles como los edulcorantes artificiales.
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